Coágulos




Después,
en el camino
hacia la estación
para tomar el tren,
aprieto bajo la planta de los pies
los frutos de los paraísos
que bordean la calle.

Son unos coágulos
que revientan
en la vereda
y salpican una tinta oscura.

Sin embargo esas marcas
son inservibles
para otros que leen
en los mismos mosaicos
gastados y sucios
el dibujo de las señas.

El oráculo se cumple de todas maneras
y en cualquier país de oriente o Latinoamérica
estalla una guerra
en el mismo minuto
en que yo aprieto
ese coagulito bajo mi metatarso.
Y alguien en Lanús
hunde un arma
en el vientre de su madre
y dispara.

El eco de ese disparo
suena bajo mis pies
y trepa por mis piernas
sin abrazarme.
Va dibujando un recorrido,
un mapa de líneas rojas
que parecen tener un olor
parecido al de la sangre.

Ángela Pradelli. Un día entero. Del Dock, 2008.








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